Los Aborígenes de nuestra época moderna se encuentran aún en la edad de piedra. A través de estudios se sabe que la población primitiva participaba en juegos y baile, con énfasis en el baile. Se cree que el baile fue el comienzo del movimiento corporal organizado, lo que conocemos hoy en día como ejercicio. Debido a que el lenguaje no era muy efectivo, el baile representaba una manera de comunicación y expresión.
Se cree que existía un baile para todas las expresiones de las emociones humanas y sus manifestaciones sociales. En tribus primitivas se empleaba el baile para ceremonias religiosas, para implorar lluvia, como un medio curativo de enfermedades o como preludio a la acción bélica. Se movían al ritmo de un sonido rítmico proveniente de algún instrumento rudimentario de percusión alrededor de una hoguera.
El juego era un medio para preparar a los jóvenes para la vida adulta, puesto que el jugar era tomado de las actividades cotidianas diarias y representaban un medio reconocido para mejorar las cualidades físicas necesarias para sobrevivir, tales como la fortaleza muscular, velocidad y destrezas motoras particulares. La actividad física primitiva estaba relacionada en sus inicios con actividades de sobrevivencia.
Las necesidades fisiológicas fundamentales del ser humano primitivo lo obligaba a ejecutar regularmente una variedad actividades físicas o destrezas de supervivencia; el desarrollo de destrezas requeridas para la búsqueda de alimentos (lanzar, pescar, trepar, nadar, correr, cazar ); habilidades para conseguir ropa y encontrar albergue y las destrezas necesarias para vivir como un individuo en el mundo.
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